martes, 21 de abril de 2009

Entrevista de un día antes del estreno de "Epitafios II", que ha sido el 19 de abril

Leonardo Sbaraglia habla para El Clarín:
Después de una década en España, mañana vuelve a la pantalla argentina con "Epitafios", donde compone a un asesino serial. Y piensa quedarse a vivir aquí.

Por: Fernanda Longo

Me estoy enfermando", anuncia Leonardo Sbaraglia. "El fin de semana me aniquiló, estuve filmando veinte horas por día". Lo dice contento, satisfecho, sin una pizca de queja. Después de casi una década trabajando en España, Sbaraglia volvió a la Argentina hace poco más de un año y, desde entonces, pese a sus temores y precauciones, no dejó de recibir propuestas laborales. Actualmente está filmando Las viudas de los jueves, la adaptación cinematográfica de Marcelo Piñeyro, grabó el piloto de Farsantes (una comedia para TV dirigida por Bruno Stagnaro, basada en la película Nueve reinas) y estrena mañana a las 22, por la señal de cable HBO para toda América latina, la segunda temporada de la exitosa serie Epitafios, protagonizada por Julio Chávez y Cecilia Roth y en la que le tocó interpretar a un singular asesino serial.

Psicópata de doble personalidad, su personaje tiene una obsesión artística: reproduce crímenes históricos para poder fotografiarlos tal como trascendieron en las páginas de los diarios. "Fue una experiencia hermosa, por muchos motivos -cuenta el actor-. El personaje es un esquizofrénico, que cuando se mira al espejo es como si viera a otro. Oye voces que le dan órdenes, lo torturan, le piden cosas inhumanas... es un ser absolutamente despiadado".

Sbaraglia explica que para componerlo contó con la ayuda de su padre, psicoanalista. "Muchas veces en mi carrera he recurrido a él. Y, en este caso, era un carocito que no se lo podía perder... En España también me ayudó con un bipolar".


«últimamente te tocó interpretar a unos cuantos locos, o villanos.

Esa posibilidad se me abrió después de Plata quemada, porque allí hice un personaje muy complejo, como de otro mundo. Luego, cuando me fui a España, quizás porque no me conocían, tuve la libertad interna de tirarme a la pileta, hice personajes que en la Argentina nunca me hubieran ofrecido: un guardiacárcel franquista para el que tuve que engordar diez kilos, un nazi, un galán atormentado en Carmen... Lo que más valoro fue haber empezado de nuevo en muchos aspectos. Cuando repartís y das de nuevo arrancás con más libertad.


¿Te pasa eso ahora, con tu reencuentro con el mercado local?

Probablemente. ... Poco a poco le voy perdiendo el miedo a volver.
¿Sufriste el síndrome del exiliado, esa sensación de que no sos de aquí ni de allá?

Lo que pasa es que yo de Argentina nunca me fui del todo, siempre estuve volviendo.

Pero habrá gente que todavía no se habrá enterado de que estás acá.

¡Lo que me llama la atención es que la gente todavía se acuerde de mí! Que me paren por la calle, me saluden... En España no me pasaba, siempre fui un extranjero. Acá la gente siente que me vio crecer, es como si fuera un primo.


Tanto en TV como en cine en los últimos años se abrió un espacio interesante para los actores de tu generación. ¿Te quedaste afuera por no haber estado?

Estuve más ajeno, aunque participé de eso mismo en España. Por suerte todavía estoy a tiempo.

¿Volviste para quedarte?

Y, por ahora estamos en stand by.... Mi hija tiene tres años y está empezando el jardín acá. Yo estoy muy contento de haber vuelto, siento que inevitablemente comprendo mucho mejor esta cultura que la española.

¿Qué es lo que más te sorprendió desde que llegaste?

Lo que más me gusta de la Argentina es la capacidad de ir encontrando cosas sobre la marcha. Al actor se lo respeta más, se le da más poder. Incluso, al haber menos recursos, aparecen cuestiones más espontáneas, de improvisación. .. todo se termina apoyando más en la verdad del actor.


¿Notás que ya no hay tantos prejuicios contra el actor de TV como antes?

Me parece bárbaro. El actor de televisión es un actor muy dúctil. De donde yo más he aprendido es de la TV. En esos tres años haciendo Clave de sol le perdí el miedo. Lo que te puede pasar en la tele es que sientas que te está saliendo muy fácil, porque con carisma o con simpatía muchas veces alcanza. Lo bueno es poder alternar con papeles que te exijan un poco más.


¿Te reconciliaste con esa etapa de tanta popularidad?

Con Clave de sol por supuesto que me reconcilié, hace rato. Es más, a veces lo engancho de casualidad por Volver, y hay cosas que estaban muy bien, nosotros estamos sueltitos... A mí lo que me protegió fue que paralelamente a Clave de sol, a los 19 años, debuté en el circuito off, seguí estudiando teatro con Alezzo, siempre traté de mantener los pies sobre la tierra.


¿Te gustaría hacer televisión abierta?

Sí, me da pena que Epitafios no salga por un canal de aire.



¿Cómo te sentís con respecto a otros actores de tu generación que siguieron su carrera en la Argentina?

A la gente que más observo es a la que respeto, actores como Fernán Mirás, Gastón Pauls, Daniel Hendler, Rodrigo de la Serna... ahora Mike Amigorena.

¿Qué creés que hubiera pasado si no te hubieras ido, cuál era tu destino, ser galán de telenovela?

Y, en un momento parecía que se venía eso de cajón.... sobre todo porque no había tanto trabajo en cine. Yo me fui en un momento en que acá se hacía una película cada dos años, y me venía resistiendo a hacer TV. De hecho en el '98 hice una telenovela con Natalia Oreiro, que dirigía Rodolfo Ledo, que nunca se emitió. No sé... los destinos del Señor son absolutamente inescrutables, puede suceder cualquier cosa.
Fuente: El Clarín

No hay comentarios: