sábado, 17 de mayo de 2014

Leonardo Sbaraglia, para el amor no hay una fórmula que quepa en una botellita de vidrio ahumado en la mesa de un bar, sino en un uni­verso


Le pedimos –ante su sonrisa en el costado iz­quierdo de la cara y su gesto de peinarse el pelo hacia atrás con una mano, como un tanguero del siglo XX– que nos diga los ingredientes para una pareja sólida, que se sostenga en el tiempo, como la que él mismo mantiene hace más de una década con la artista plástica Guadalupe Marín, madre de su hija Julia, de 8 años. “No hay leyes. Me parece que tiene que ver con el mundo particular de cada pareja. El ejercicio del amor es muy difícil, muy complejo, y al mismo tiempo un escenario donde uno aprende mucho. Es un tema hasta filosófico.”
Según Leo Sbaraglia, para el amor no hay una fórmula que quepa en una botellita de vidrio ahumado en la mesa de un bar, sino en un uni­verso mucho más grande sobre el que vale la pena filosofar. Y eso es lo que hace el actor: “Supongo que tiene que ver con reconocer las nece­sidades nuevas que van apareciendo, porque uno está cambiando todo el tiempo. Yo no soy el mismo y no busco lo mismo que hace diez años… Hay que prestarle atención a los deseos y necesidades de uno y también del otro”.



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