sábado, 10 de enero de 2009

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SBARAGLIA

. El actor argentino (Buenos Aires, 1970) entra en un nuevo año en el que volverá a rodar con Marcelo Piñeyro después de Plata quemada, la película que le dio a conocer en España, y en la que el cineasta argentino retratará la crisis de 2001 en los "country". "Son los barrios cerrados de las afueras de Buenos Aires", explica el actor. "Urbanizaciones de clase media alta, chalés grandes, todo con jardín. Durante los diez años de Menem fueron un grupo social que se enriqueció mucho. La crisis de 2001 los desnudó, es una película sobre el juego de la mentira, muy triste y muy dura".
Sbaraglia (que en 2008 ha estrenado filmes como Concursante o El rey de la montaña) ha terminado el rodaje en Argentina de la serie de HBO Latino Epitafio, 13 capítulos junto a Cecilia Roth y Julio Chávez para una serie de intriga que le ha mantenido durante meses en su país. El actor, sin embargo, mantiene un pie y una casa en Madrid, "mientras pueda, seguiré así; para mí es perfecto vivir y trabajar entre los dos países, pero sé que es un equilibrio complicado y costoso".
UN EQUILIBRIO PROFESIONAL y personal (siempre acompañado por su mujer, Lupe, y ahora por su hija Julia) concentrado en el cine y la televisión ("no quiero hacer teatro, la verdad es que mi última experiencia, hace ya 10 años, no fue nada buena") y una preparación como actor que no tiene fin: "Yo trato de hacer siempre una apuesta expresiva diferente, me da igual que sea para donde sea, yo le pongo a todo el corazón; si no, estaría perdido. Cuando hacía Clave de sol [equivalente argentino de la serie española Al salir de clase, que dio a conocer en su país al actor] lo hacía creyéndome que aquello era Shakespeare. Y, en definitiva, de eso se trata, hay que buscar las condiciones para seguir en una profesión en la que es muy fácil perderse por el camino. Cualquier buen actor, o cualquier actor que ama esta profesión, trata de hacerlo lo mejor que puede y sabe que al final no se puede hacer una carrera de taquito sino trabajando. No se puede bajar la guardia. Cada personaje tiene su propia verdad y su propia lógica, y nosotros, como un arquitecto tiene que establecer nuevas reglas para cada edificio, tenemos que hacer lo mismo".

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