Un recuerdo emocionante.
Fue una fortuna, mi abuelo falleció un año después del viaje. El día antes de partir me hice un esguince de tobillo y al llegar a Roma no quedó otra que ir al hospital; tenía el pie como una empanada.
¿Se quedó sin ver Roma?
Me pusieron una férula y caminé con la ayuda de un bastón de mi abuelo. No podía perderme Roma. Además mi abuela era del Trastevere; ¡qué barrio maravilloso!
¿Sintió el tirón de la sangre?
¡Hay tantas cosas que recuerdan a Argentina! Empezando por los gestos, en Italia también hablan con las manos. Y cuando alquilamos un coche para ir a la Toscana, de donde era mi abuelo, comprendí que los argentinos también hemos heredado su estilo al volante, rápido y alocado. Como se dice allá: "En Argentina todos somos Fangio [campeón mundial de fórmula 1 en los cincuenta]".
Espero que no sufrieran ningún contratiempo al volante.
No, pero sí recuerdo presenciar algún pequeño choque en Roma y ver a la gente salir de los bares y los cafés y ponerse a discutir a gritos sobre quién tenía la culpa; Fellini 100%.
Menudo atracón.
Y no contento con eso decidí coger el coche yo solo y conducir de noche con el pie dolorido hastaVenecia. Aparqué y vi cómo amanecía en la ciudad antes de tomar el vaporetto.
Muy romántico.
Ése fue el problema; yo venía de sufrir un desamor y quería estar en Venecia a toda costa. Pero no paró de diluviar y apenas podía andar con la escayola empapada. ¡Un desastre! Menos mal que al año siguiente pude volver para ver Venecia en condiciones, acompañado por la que hoy es mi mujer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario