A tu mujer, la artista plástica Guadalupe Marín, ¿con qué sabor la identificás?
Con el de la comida mexicana, el país donde se formó. Con ella conocí la buena comida de México, juntos recorrimos el país, estuvimos en Yucatán, donde hay platos específicos, con una identidad que se mantuvo y es muy sofisticada. Acá, en Buenos Aires, la preparamos. La niñera de mi hija, Alejandra, es mexicana y cocina como los dioses, está estudiando para chef. Hacemos una gran olla con pollo a la chipotle, que lleva una cocción de muchísimas horas, con cebolla, limones, naranjas. ¡Espectacular! Creo que ningún restaurante en la Argentina le hace honor a la comida mexicana. Las tortillas se hacen sobre calcio, por eso la gente, aun la más pobre, no tiene problemas en los dientes, los tienen todos. Y nosotros cada vez que vamos allá nos traemos cosas que acá no se consiguen, como chipotle y mole.
Un lugar favorito para ir a comer
Hay varios que me gustan: Osaka, sushi y comida peruana (en Palermo y Puerto Madero); Dadá, muy bueno todo, incluidos los tragos (San Martín al 900); Green Bamboo, del sudeste asiático (Costa Rica y Carranza), me gusta de toda la vida, voy hace quince años; las mollejitas y tragos en Pipi cucú (Ciudad de la Paz al 500); los amigos de Baraka (Pasaje Cabrera y Gurruchaga); Malvón (Serrano y Aguirre), un lugar precioso, café restaurante, para comer un montón de cosas ricas.
Un vino favorito
No sé tanto, pero me gustó mucho el Terrazas Reserva Syrah 2009. Muy bueno.
Un sabor al que no puedas resistirte
Al dulce de leche.
Un ingrediente infaltable en tu cocina
La sal. ¿Es muy básico, no? Ya sé, no me puede faltar un pan de Hausbrot, con fermento natural de centeno y sin levadura, es muy sabroso; desayuno con eso todas las mañanas. Y tampoco me puede faltar un buen pedazo de queso a la noche.
“Mi mamá me prepara para mis cumpleaños un pan de aceitunas que me encanta y que te diría es el sabor que más la representa. Y la segunda mujer de papá, Norma, que es como una segunda mamá, me enseñó a hacer la torta de queso, creo que es una receta judía, con queso crema, huevo y esencia de vainilla, sin manteca ni harina, que me sale buenísima”.
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