Según escribe Massimo Scaringella, el hilo conductor de Pulsión debe entenderse como “una forma de ilusión que reflexiona sobre las increíbles síntesis entre lo exterior y lo interior del meollo del ser humano”... La elegancia y la gracia que ofrece Marín son “el producto de un estudio atento de la forma y el carácter que anhela la perfección. En cuanto a la juventud es el elemento característico de estos seres retratados, tanto más evidente es la condición de transitoriedad propia de esa perfección, que vive en el espacio circunscripto de una etapa para continuar hacia su decadencia natural, que si no es exactamente la del paso de la edad, sí es la de la pérdida de la inocencia”.
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