Interpreta a un falso culpable en la coproducción hispano-argentina «Sin retorno», la primera película de Miguel Cohan
—Conocía a Miguel Cohan por haber coincidido ambos en varias películas de Marcelo Piñeyro, —él entonces como ayudante de realización—, pero ¿qué fue lo que más le atrajo de este proyecto?
—Lo primero que me atrajo del proyecto fue el guión porque es absolutamente contundente, está muy bien construido y te va poco a poco lastimando, golpeando. Mi personaje es muy bonito y un gran desafío, porque a través de él tenía que contar esa transformación. Además, está la confianza que tenía depositada en Miguel tras haber trabajado con él en «Cenizas del paraíso» o «Plata quemada». Es un tío que siempre me cayó de puta madre, me pareció muy listo.
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