"En una pausa, Sbaraglia quita de una de sus fosas nasales un pequeño tapón: "Es para agrandar la nariz". "Mi personaje, que era ventrílocuo, cae en cana durante casi cuatro años y hay que ver esa circunstancia grabada en su cuerpo", explica. Acto seguido, señala una cicatriz muy verosímil que lograron las maquilladoras sobre el tabique, a la que -según adelanta- se sumará algo de barba y un cambio en el pelo. De hecho, la escena del encuentro fortuito ocurre justo cuando Samaniego sale de la cárcel. "
"¡Acción!" Víctor Marchetti aparece en la esquina. Camina lento, mirando al piso. Carga un par de bolsas de supermercado en cada mano. Llega a la entrada de su casa, deposita las bolsas a un costado, y antes de abrir la puerta levanta la vista y se queda petrificado: Federico Samaniego, acusado de asesinar a su hijo, cruza la calle a unos metros de su casa.
"¡Corten!", exclama el asistente de dirección.
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