martes, 23 de julio de 2013

Leonardo Sbaraglia ha repartido su tiempo entre trabajos en la Argentina y España pero ahora se mudará a México para hacer televisión.


Leonardo Sbaraglia ha repartido su tiempo entre trabajos en la Argentina y España pero ahora se mudará a México para hacer televisión. 

El actor de "En terapia" se pondrá en la piel de un narcotraficante y enamorará a la uruguaya -naturalizada mexicana- Bárbara Mori “Se trata de una serie de 13 capítulos para Mundo Fox, que se emitirá en México y en la parte más latina de los Estados Unidos”, contó Sbaraglia a Clarín y continuó: "la historia retrata el mundo de la noche allá. Mi personaje es el de un tipo que acaba de perder a su mujer, tiene una hija, es productor musical y está mal psicológicamente. Se termina enamorando de su psicóloga esquizofrénica”, detalló.

Su agenda de trabajo no parece acabar. Protagonizó la obra "Cock", trabajará en la televisión mexicana y, a su regreso, empezará a rodar "Aire puro" junto a Celeste Cid. “Estoy definitivamente instalado en la Argentina, pero me presto a ir y volver un rato. La historia con Cid es un lindo proyecto sobre una familia que se está construyendo una casa en un country”, explica.

¿Proyectos para el 2014? También los tiene. El año próximo lo reunirá en el cine con Ricardo Darín en un filme de Martín Hodara que está en preparación. Otro gran desafío que tendrá es el encarnar a un Carlos Gardel drácula en un musical.

Trabajo en exceso, sí. “Pero así soy feliz”, remata.

lunes, 22 de julio de 2013

Leonardo Sbaraglia habló sobre las satifacciones que le da participar en la segunda temporada de "En Terapia"


Leonardo Sbaraglia habló sobre las satifacciones que le da participar en la segunda temporada de "En Terapia". "Tenemos la posibilidad de hacer cosas que en la televisión comercial es poco probable. Hicimos un trabajo hermoso, de gran calidad y guiones excelentes", confesó el actor a la Ahora, del Diario Crónica.
Mientras bebe el primer sorbo de café, Leonardo Sbaraglia se acomoda en el sillón e invita al diálogo. Siempre con una sonrisa, se muestra afable y dispuesto al reportaje.
‑¿Cómo estás viviendo esta segunda temporada de “En terapia”?
‑Muy bien, y considero adecuado que desde la Televisión Pública se propongan este tipo de programas donde se evidencian riesgos artísticos con contenido. Me parece que tenemos la posibilidad de hacer cosas que en la televisión comercial es poco probable. Estoy muy contento porque hicimos un trabajo hermoso, de gran calidad y guiones excelentes. Esperamos que así como sucedió el año pasado tengamos la aceptación del público, que fue muy grande. Y por lo que sucede hasta ahora, vamos bien.
‑¿Cuáles son las diferencias que presenta este ciclo respecto al anterior?
‑Nuevos personajes, historias, mundos, conflictos, problemas... Personas con otras tragedias y otras alternativas para resolver y, como siempre, el interés que genera lo que se habla en terapia. Yo creo que muchas familias se pueden identificar con la pareja que hacemos con Dolores. Está llena de tópicos sobre los que se puede reflexionar en relación a la crianza de los hijos, a cómo poder manejar mejor las separaciones y no mirarse tanto el ombligo de uno. Son temas que de alguna u otra manera nos tocan a todos.
‑¿Qué otras características te impulsaron a hacer este programa?
‑Todas las condiciones que rodean “En terapia” son excelentes, inclusive una de las características particulares es la de estar haciendo tomas durante 40 minutos, y eso como actor te permite respirar y poder manejar tus propios ritmos, además de lograr una conexión con los compañeros. Hace veinte años era más frecuente encontrar este tipo de productos, por esto estoy feliz con lo que sucede con el programa. No me gusta criticar lo que hay en la tele ni lo que se está haciendo, pero mi meta es pelear para que haya más espacios como este. Como actor es lo que más disfruto y me hace crecer. Mi deseo es que haya una tercera y cuarta temporada, porque está bueno reunir historias con distinta temáticas pero con el mismo enfoque. Es un lujo poder trabajar en la Televisión Pública de esta manera, y hablar del ser humano de una forma respetuosa y brutal. Realmente es una experiencia única en la vida actoral. Lo que sí me encanta es que productos como el nuestro tengan aire y éxito.
‑¿Hiciste terapia?
‑Sí, muchos años.
‑¿Cómo te sentís interpretando a un paciente, vos que alguna vez lo fuiste?
‑Más que un paciente es un personaje, aunque la dinámica es muy parecida a la del mundo de la terapia. Es un rol construido en un formato de sesiones de 30 minutos. En realidad con esa excusa se está hablando de personas, historias y conflictos. Se podría contar de otra manera, pero en este caso se hace así.
‑¿Qué pensás del cine nacional actual del que siempre sos parte?
‑Me gusta mucho, me parece que tiene un montón de cosas buenísimas, creció mucho y se contaron infinidad de historias excelentes, con grandes actores y directores. Lo veo en un crecimiento constante.
‑¿Tenés a futuro algún proyecto para la pantalla grande?
‑Por suerte todo el tiempo ando haciendo algo. Este año ya filmé dos películas: “Choele”, de Juan Sansiain, y “Relato salvaje”, de Damián Szifrón. Todavía no tienen fecha de estreno, pero creo que estarán listas para abril o mayo del 2014. En un tiempo más viajo a México, por aproximadamente cuatro meses, a filmar una serie para Fox . Después me pongo a grabar, pero para la pantalla grande. Amo el cine, es mi gran pasión.
‑¿Sos futbolero?
‑Sí bastante, soy hincha de River.
‑¿Sos de ir a la cancha?
‑No mucho, me gusta más jugar al fútbol, aunque ahora no tanto porque me rompí el menisco. Soy un muy buen defensor.
"Respeto mucho a mis compañeros"
-¿Qué pensás de las ficciones en la televisión?
-La verdad es que mucha televisión no veo. Me parece que se hacen cosas que son divertidas y están buenas. Les tengo muchísimo respeto a los compañeros actores que hacen cosas excelentes, aunque mi anhelo es que existan más historias que tengan ese toque tan realista y humano como “En terapia”.
-Optás entonces por productos menos pasatistas y más reflexivas.
-No lo plantearía así. Lo que hay tiene que ver con el mercado y seguramente la televisión ha ido cambiando acorde a sus exigencias.

martes, 16 de julio de 2013

Todavía es temprano viene Leonardo Sbaraglia


Además, en Todavía es temprano viene Leonardo Sbaraglia, uno de los protagonistas de "En Terapia". El popular actor nos contará su experiencia en esta segunda temporada de la serie y qué apreciaciones recibe de los televidentes.

viernes, 12 de julio de 2013

Leonardo Sbaraglia y Fernando Tarrés ponen en escena "El territorio del poder", un diálogo entre textos, música e imagen. Este domingo, en el Teatro del Libertador.

-¿Cuál es el rasgo que une los textos elegidos?
-Sbaraglia: El análisis del cuerpo como territorio usurpable por el poder. En los relatos que elegimos, se habla desde los suplicios en la Edad Media hasta los experimentos en la Edad Moderna, de cuerpos que son tratados como mercancía y cuerpos sobre los que se ejercen hasta las más sofisticadas formas de presión. Aparece de manera muy nítida el tema de la orden; de como la orden se mete en un cuerpo para clavarse indefinidamente; y de cómo ese cuerpo descarga esa orden aguijoneando sobre otro cuerpo. Pero también de cómo si el cuerpo puede desobedecer para ser libre, aparece la posibilidad de esperanza.
-Tarres: Hablar del poder, que es un tema complejo, es una idea ambiciosa. Y para eso construimos una pieza flexible, similar a un concierto de música, con relato formado por partes que tienen sus propias curvas y tensiones internas. Pero también podemos alterar el orden de esas partes y el ritmo de la función de esa noche va a cambiar, pero el sentido final de la obra será el mismo.
-Sbaraglia: Hay algo muy lúdico en esto de convertirnos en vehículo entre el espectador y los textos tratados. Al compartirlos, nuestros cuerpos, y los del público, se convierten en parte de la misma pregunta y eso resulta estimulante. El tema del poder es escabroso, pero de alguna manera la mirada que pretendemos es positiva. No es una comedia de enredos ni mucho menos, pero la propuesta tiene que ver con la esperanza".
El actor, el diván y las pantallas
Leo Sbaraglia es uno de los actores más importantes de su generación. Y de los más activos, tanto en el cine como en el teatro. Y también en la televisión, a la que regresó con En terapia, la serie producida por la Televisión Pública, que en su segunda temporada parece haberle devuelto espesor y sentido a la pantalla de aire. "Para un actor ser parte de este tipo de producciones es algo que se da pocas veces en la vida -comenta-; no sólo por que logra con su llegada al público, sino además porque permite llegar con un producto de gran calidad. Hacía mucho que en televisión no me encontraba con un material así. Son esas cosas que suceden cada 20 años". Sbaraglia destaca la producción, la dirección de Alejandro Masi y el nivel de los actores, además de la seriedad del trabajo.
"En terapia recoge la tradición de lo que para televisión alguna vez hicieron entre otros Alejandro Doria, María Herminia Avellaneda o Diana Álvarez. Una tradición que se fue perdiendo por obsesiones comerciales. Si a esto no lo hace la televisión pública, otros no lo harían. Yo no sé si, pensando en el rating, un canal de aire podría admitir en sus contenidos este nivel de complejidad, de profundidad. Que vuelvan espacios como En terapia es un avance y es bueno tener una Televisión Pública que nos permita este lujo, para actores y público. Alguna vez la Televisión Pública cortaba manzanas, ahora nos da esta posibilidad".
Más allá del entusiasmo por este momento en televisión, el cine sigue siendo el espacio más intenso para el actor, que acaba de participar en dos películas. "Una de ellas fue en el sur -cuenta-, dirigida por Juan Sasiain. Se llama Choele y es la historia de la relación entre un padre y un hijo en esas zonas lejanas y duras. La otra fue en Salta, en uno de los Relatos salvajes de Damián Szifron, que seguramente será de las películas más importantes del año que viene".
En breve Sbaraglia partirá hacia México para filmar una serie para Fox y después lo esperan más películas. "Una de ellas es con Anahí Berneri, una directora que me encanta -adelanta-. La historia, con Celeste Cid, gira alrededor de una pareja en crisis. También tengo proyectos con Hernán Belón, con quien hice El campo, y con Ricardo Darín, que ojalá podamos concretar el año que viene".
-¿Siempre con personajes conflictuados?
-Se ve que últimamente me ven con un vínculo útil para esos temas (risas). El año pasado fue más de comedia, con Días de vinilo en el cine o Cock, en teatro. No se por qué, pero las cosas se dan así.

-A esta altura de tu carrera ¿Qué te atrae de tu trabajo?
-Me interesa es trabajar con buenos directores. El guión y el personaje son muy importantes también. Pero el director es fundamental.

La obra
El territorio del poder. Leonardo Sbaraglia y Fernando Tarrés. Domingo 7 a las 20.30 en Teatro del Libertador (Vélez Sársfield 365). Las entradas están en venta en las boleterías del teatro y los precios son los siguientes: platea $ 150, cazuela $ 130, tertulia $ 110 y paraíso $ 80

miércoles, 10 de julio de 2013

Leonardo Sbaraglia: La calidad no importa, todo se ciñe al mercado.

Leonardo Sbaraglia interviene en ‘Sola contigo’, un thriller de Alberto Lecchi (‘El frasco’), en el que Ariadna Gil interpreta a una mujer que recibe una amenaza de muerte.
-¿Cómo es tu personaje?
-La película funciona como una cuenta atrás de todas las cosas que el personaje de Ariadna debe hacer antes de morir. Entonces aparece mi personaje, un comisario de policía. Establecen una relación profesional, pero cualquiera de los hombres que aparecen en la película podrían ser sospechosos de ser el asesino. Mi personaje podría ser el que la viene a salvar de la muerte o no, ya que es un tipo de características bastantes sórdidas y oscuras.
-No es la primera vez que trabajas con el director.
-Había trabajado con él en ‘Epitafios’, una serie muy buena que se hizo para HBO desde Argentina. Ahí descubrí que es un director que tiene mucho respeto por el trabajo del actor y que te hace sentir muy seguro delante de la cámara. Esta es la primera vez que trabajo con él en cine y volvió a ser una experiencia muy placentera.
-¿Crees que es una historia realista?
-Es una película atípica para su cine, que suele ser más cotidiano. Es negra, oscura, y con una estética muy elegante y precisa. La historia podría suceder, pero la estética y la narración parecen de una historia de cine francés de los 60.
-Los thrillers hacen taquilla en Argentina.
-Creo que el thriller se ha desarrollado más como género en España. En Argentina es algo relativamente nuevo, salvo excepciones, pero en general se llevan más las películas hiperrealistas y costumbristas. Últimamente han salido algunos thrillers que han funcionado.
-El hecho de trabajar tanto en producciones españolas y argentinas, ¿facilita las cosas a la hora de encontrar proyectos interesantes?
-Sí, así como en su momento la situación estaba más complicada en Argentina y yo tenía la suerte de trabajar mucho en España. Ahora la situación del cine en España es más delicada y hay más problemas de financiación. Es una suerte y un privilegio poder trabajar en ambos países. En Argentina ahora se hace mucho cine, a veces con un presupuesto muy limitado. En España cuesta más hacer películas de bajo presupuesto así que directamente no se hacen, aunque últimamente esto está cambiando un poco.
-¿Consideras que el fin de ‘El misterio de Calenda’ fue prematuro?
-A mí me convocaron para trabajar sólo en el primer y segundo capítulo y el trato fue muy bueno. Dado lo que cuesta financiar el cine en España últimamente se apuesta por series más grandes y en televisión se pueden hacer cosas muy buenas también.
-Pero no se da tiempo a que calen.
-Eso es porque hay una política de mercado atroz. Todo se ciñe cada vez más a lo que funciona económicamente o no, más allá de la calidad. En el cine ocurre también, aunque empiezan a aparecer circuitos de exhibición alternativos.

Martín (un Leonardo Sbaraglia tan irritante y violento como adorable y tierno). En Terapia - segunda temporada


Los martes llega al consultorio la saga del culebrón gestado el año pasado. Luego de una temporada intensa, la pareja de Ana (Dolores Fonzi) y Martín (un Leonardo Sbaraglia tan irritante y violento como adorable y tierno). Y esta vez, la disputa de pareja llega a los oídos de Montes a través del hijo que tienen en común, Maxi (Gonzalo Slipak).

sábado, 6 de julio de 2013

Leonardo Sbaraglia, acompañado por cuatro músicos, encabeza la propuesta que se presenta esta noche en el parque de España


¿Cuál fue el origen de "El territorio del poder"?
—Lo inicial fue que nos convocaron a Fernando y a mí del Centro Cultural Haroldo Conti, la ex Esma, para hacer un homenaje a Rodolfo Walsh en marzo del año pasado. Fernando tenía una dinámica que era una partitura con textos de Rodolfo Walsh, con músicos en vivo interviniendo esos textos, y fue muy contundente lo que se produjo, muy emocionante. Después tuvimos un desencuentro con los derechos de Walsh y no pudimos seguir haciéndolo, pero nos interesaba mucho seguir aprovechando esa dinámica. Dijimos, no hay mal que por bien no venga, no tenemos a Walsh, desgraciadamente, pero hay muchos textos que nos interesa transmitir y compartir. Hay textos aislados, adaptaciones, y que en este caso tienen un sentido común que es el tema del cuerpo como territorio explotable por el poder, como territorio usurpable.
—¿De qué autores son los textos?
—Más que de autores son adaptaciones. Como no quisimos tener el mismo problema que tuvimos, hay documentos históricos que usa Foucault en "Vigilar y castigar", que hablan del suplicio, de cómo se castigaban los cuerpos en la Edad Media, del nivel de deshumanización del cuerpo en ese momento y de cómo eso tiene una continuidad desgraciada a lo largo de la historia. A mí me interesa mucho Elías Canetti que tiene un libro que se llama "Masa y poder". Habla del comportamiento de la masa, del comportamiento del cuerpo en medio de la masa, de la orden. Canetti dice que la orden primigenia es una amenaza de muerte, de un animal más grande que otro y el efecto es la huida. Esa amenaza se va sofisticando y se va convirtiendo en una orden domesticada que tiene que ver con el alimento. Después hay un texto de Cherleti, un médico siquiatra de principios de siglo que termina experimentando con el electroshock. El habla en primera persona sobre cómo empezó a experimentar en seres humanos. Es un documento histórico y científico, sobre cómo alguien puede experimentar amparado en la ciencia. Y lo hace sobre un tipo que es considerado un delincuente porque supuestamente lo encuentran tomando un tren sin boleto, esa es su delincuencia. Le hacen un análisis y terminan descubriendo que tiene una patología esquizofrénica y eso le da el supuesto permiso para experimentar como si nada.
—Similar a la delincuencia inspirada en las teorías de Lombroso...
—Excusas para ejercer la inhumanidad siempre hubo.
—¿Son los dispositivos de poder?
—Claro, como si algo se legitimase, como si los mecanismos del poder siempre encuentran un lugar de legitimación. Hay cosas que tienen que ver con los campos de exterminio. Bueno, son todos temitas bastante fuertes...
—¿Queda algún lugar para la esperanza?
—Al mismo tiempo lo que dice Canetti es que la esperanza está en uno, que tiene la posibilidad de desobedecer esas órdenes; que toda orden queda en nuestra identidad impregnada para siempre. Una vez que se presentan las condiciones en las cuales esa orden fue recibida, el ser humano tiene el impulso de querer sacárselas de encima y atacar, pero que también está la posibilidad de desobedecer toda orden inhumana. Eso en definitiva es el acto de esperanza y que conmueve, que el ser humano realmente libre es aquel que puede desobedecer las órdenes.
—¿Cuál fue el desencuentro con los derechos de Walsh?
—No fue nada más ni nada menos que, de parte de la gente que maneja los derechos de Walsh, que aparentemente, esos textos estaban ya ocupados para ser interpretados, para ser usados de otra manera por otras personas. Intentamos pelearlos y tratar de obtener esos derechos de manera más clara y no hubo manera. No es que hubo un desencuentro más allá de eso. Simplemente la gente nos dio a entender que eso estaba ocupado y que no se podía seguir haciendo. Una pena, porque justamente uno de los valores del espectáculo es poder decir, bueno, Rodolfo Walsh por supuesto que es un tipo tremendamente importante y reconocido, pero al mismo tiempo teníamos la posibilidad de expandir su obra a otros círculos sociales y culturales, pero no fue posible porque a veces esas cosas no se dan.
—¿Siguen reproduciéndose los temas del espectáculo, la dominación, los efectos del poder sobre los cuerpos?
—Creo que sí, por supuesto que hay culturas que pueden... Nosotros hicimos el espectáculo en Tucumán. La gente fue muy sensible a lo que estábamos haciendo. En ese sentido, por la propia historia de cada lugar, por las diferentes batallas que haya tenido cada sociedad, la gente lo puede apreciar de manera más sensible que otros. Creo que son temas de los cuales siempre es importante pensar, al menos en lo personal, porqué son cosas que se siguen reproduciendo. En el presente, de una manera u otra, todo el tiempo esto está presente en nuestras relaciones. Justamente uno de los textos dice que los más damnificados son los niños porque tienen vulnerabilidad absoluta. Y que estas órdenes inhumanas las transmitan sobre los propios hijos. Esto es algo que se reproduce todo el tiempo. La excepcionalidad, y lo que uno tendría que lograr en el presente y en el futuro, es no reproducir esos mecanismos inhumanos que están presentes todo el tiempo en la sociedad.
—La sociedad, en ocasiones, pone el cuerpo para enfrentar al poder. ¿El poder puede ser puesto en crisis por ese mismo cuerpo que en algún momento es maltratado?
—Sí, en ese sentido, tener la posibilidad de rebelarse es importante. Nosotros usamos una canción de la Guerra Civil Española, que es un enfrentamiento entre un gallo negro y un gallo rojo. El gallo negro era gigante, pero el gallo rojo era valiente. Son un poco las cosas que me emocionan. Siempre la rebeldía es un ejemplo a seguir y es algo que conmueve. La gente que lucha es algo que siempre resulta conmovedor y a uno le dan ganas de juntarse en la lucha.
—¿Al poder hay que controlarlo, por esa cuestión de que tiende a controlar?
—La verdad, creo que sí, y que, en todo caso, también, tratar de tener poder para usarlo bien. Es una ingenuidad quizás decir yo no quiero tener poder. En el mundo también hay que agarrar una tajada del poder justamente para tratar de usarlo bien, de tener la posibilidad de cambiar las cosas para bien. Por otro lado es interesante decir que en el espectáculo no hay una intención de bajar línea porque uno tampoco sabe nada; también estamos parados ahí tratando de aprender y de reflexionar sobre eso mismo que estamos haciendo. Sí está la intención de elegir esos textos porque de ellos uno necesita aprender y reflexionar. Me parece que lo lindo del espectáculo es que no estamos parados como en un púlpito diciendo como tienen que ser las cosas. Estamos simplemente siendo un vehículo y tratando de decir lo que la gente cree que es así y nosotros podemos, todos, tener la posibilidad de expresar al respecto.
—No están diciendo que hay un poder bueno y un poder malo...
—No, ahí hay cosas y mecanismos que el ser humano, quizás por las diferentes construcciones, por los diferentes sistemas, ha ido desarrollando con cuestiones sórdidas en el mundo. El tema es de qué manera ir desprocesando esas construcciones que son sórdidas.
—Y que no se rompa el contrato social...
—Exacto, como decía Rousseau.

lunes, 1 de julio de 2013

Leonardo Sbaraglia y Fernando Tarrés - ponen en escena el domingo 7 de julio en el Teatro del Libertador San Martín.


Están a la venta las localidades anticipadas para el espectáculo que el actor Leonardo Sbaraglia y el compositor Fernando Tarrés ponen en escena el domingo 7 de julio en el Teatro del Libertador San Martín.
El territorio del poder es la segunda obra que realizan juntos el actor y el músico, y está basada en textos originales inspirados en las ideas del filósofo francés Michael Foucault. Luego del tributo a Rodolfo Walsh, la dupla Sbaraglia-Tarrés vuelve a la interpretación y la musicalización de textos, en una propuesta hecha a base de palabras, música e imágenes.
Leonardo Sbaraglia expresa con sutileza el equilibrio entre la lectura, el relato y la actuación en la interpretación de textos. Fernando Tarrés es el director artístico de la puesta, y está a cargo del arte visual y la intervención del sonido en tiempo real, acompañado por el violinista Damián Bolotín y el trombonista Pablo Fenoglio.
Las ubicaciones pueden adquirirse en la boletería del teatro y porwww.autoentrada.com.ar a los siguientes precios: platea $ 150, cazuela $ 120, tertulia $ 100 y paraíso $ 80.