El actor, que regresó Al país tras ocho años de éxito en España, cuenta que volvió para criar a su hija rodeada de afectos y en su propia cultura: “Uno acá tiene más infraestructura familiar, comprende todo mejor” dice. Es un momento muy interesante de la Argentina y me hace muy bien poder participar a través del hacer, acompañado. Este es un lugar intenso, lleno de posibilidades ricas a nivel humano, social, artístico, es muy estimulante, dice Leonardo Sbaraglia, en una típica confitería porteña, tal vez el sitio menos recomendable para una entrevista con un actor que atrae miradas tanto por su atractivo físico como por una carrera que ha sabido construir a base de intuición afilada y decisiones precisas a la hora de elegir trabajos y hasta lugares donde vivir. Con un profesionalismo que lo ayuda a no dispersarse, aún cuando recibe saludos de eventuales caminantes o se cuide de guardar una porción de su atención para la aparición de un mail en su blackberry, tendrá la sonrisa siempre generosa. Y aún cuando temas políticos o sociales transmiten sus palabras, el rostro del actor de Caballos Salvajes y Plata Quemada, sabrá mantenerse en un rango de expresiones amables, caballerescas y con una seducción apta para todo público.
¿En perspectiva, qué empezaste a revalorizar?
De acá justamente esa capacidad que tiene el argentino de ser muy apasionado con su trabajo, somo muy luchadores, tenemos mucho compromiso.
¿ Qué implica para vos esta palabra y cómo la vinculás con tu regreso?
Me parece que tiene que ver con que a este país uno lo comprende mucho mejor, con un amor intrínseco, una relación de afecto con la propia cultura, donde uno sabe bien donde pararse. No sé si me gusta la imagen del compromiso, uno se compromete con las cosas que siente que puede comprender, que puede apoyar. Soy una persona que, por supuesto, se compromete con lo que hace, pero con los títulos siempre salen cosas que se encasillan. Los encasillamientos son siempre malos, porque te reducen a una cosa y te quitan la alternativa a otra. Leonardo cuenta que la decisión de regresar tuvo mucho que ver con Julia, su hija, que hoy tiene casi cuatro años. “Uno acá tiene más infraestructura familiar, comprende todo mejor, los lugares donde te gustaría que se forme tu hijo. Hay muchas escuelas alternativas, otros modos de educación. QUIERO PARA ELLA(JULIA, SU HIJA) UNA EDUCACIÓN TRAQUILA, QUE NO TENGA ESA EXIGENCIA DE LOCOS, ABSURDA, COMO QUE A LOS CUATRO AÑOS EMPÍECE A IR A UN COLEGIO TRILINGUE. SON EXIGENCIAS MÁS DE UN MERCADO QUE NECESIDADES REALES.
¿Qué cosas sí quisieras darle, qué no negociarías?
Libertad(dice fuerte, enérgico). Y que no haya un criterio de autoridad en la escuela, que sea libre, que permitan un desarrollo individual, autónomo, porque cada quien tiene sus tiempos y sus maneras de ir desarrollándose. Que no haya notas calificativas, porque es parte de un sistema de premios y castigo. En la medida de lo posible, quiero que ella crezca con libertad plena, con una buena gente alrededor. Una de las bases de un mundo mejor es criar bien a los hijos, con amor, con dedicación, con originalidad, Hay muy buena gente, buenos padres, buenos chicos. Y para un chico es muy importante el núcleo familiar, la atención, es la base que les da consistencia, seguridad.
¿ Hay algo de todo esto que te hubiese gustado tener en tu propia formación?
Por supuesto, la mayoría de las personas nos hacemos a los ponchazos. Yo me formé en la dictadura, entre los cinco y los 11 años, las escuelas eran muy autoritarias. Hice doble escolaridad, nos quedábamos a comer y ponían a un chico de séptimo grado para vigilar que comieras todo, aunque no te gustase, algo muy feo. A todos nosotros nos clavan aguijones a lo largo del crecimiento y después hay que ver qué es lo que hacemos con ellos, porque guardan una información intacta, en relación a las condiciones en que fueran clavadas. Hay que ver cómo reformularlos, en el propio cuerpo y la propia identidad. Cuando se es padre, la identidad se te viene encima. Los hijos presentan ls perfectas condiciones como para volverte a encontrar con lo mejor y con lo peor tuyo. Está en nuestra responsabilidad escribir sobre esta página la mejor historia y no la peor
Tu esposa trabaja con artes plásticas. ¿Qué te dio ese aspecto de ella?
La mirada plástica es muy importante, en lecturas estéticas, miradas, maneras de ver, compartimos mucho el trabajo, conversamos mucho, su punto de vista es fundamental, como el punto de vista de cualquier persona inteligente. Cuando tengo guión, reparto y me gusta conversar. Cuando estoy construyendo un personaje hablo con muchas personas de diferentes ámbitos, diferentes cabezas que me ayudan a tener una mirada más precisa de lo que tengo que hacer. Después eso se asimila y uno termina traduciendo todo eso en el cuerpo.
Leonardo Sbaraglia se viste en Mc Taylor - www.mctaylor.com.ar
1 comentario:
Me encanta este actor, lei que sus abuelos maternos eran italianos. Acaso usa el apellido de su madre?
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