Leo vivía en Sáenz Peña, del otro lado de la General Paz, e iba a una escuela pública del barrio de Agronomía, de doble jornada, que no era cualquier escuela. "No, claro –le explica Sbaraglia al fotógrafo–. Era una especie de colegio modelo, y los milicos ponían guita ahí. Era como un cuartel. Cacciatore iba a todos los actos y a las ferias del plato las organizaba Chichita de Erquiaga. Ducasse, el vice director, se parecía a Galtieri. Comíamos en la escuela y había que comer todo, servían una carne gris llena de nervios, espantosa, y en las cabeceras de las mesas sentaban a los de séptimo para que nos vigilaran, les enseñaban a ser botones desde chiquitos. En Ahora Sbaraglia enumera apellidos, compañeritos: Alonso, Matich, Dubois, Chacón, y repite este último como la indulgente letanía de lo que alguna vez le hizo gracia y ya no. Lo de Mojarrita es porque la escuela tenía su propia pileta de natación, y a los chicos los separaban en grupos según cuán bien nadaban. Leo, que no era "ni de los muy tragas ni de los muy lieros", sí era de los más petisos (aunque después pegó el estirón). Ya sabía nadar, pero como era chiquito, lo metieron en Mojarrita. Y un día, cuenta, se coló con los de Tiburón, los que nadaban "en lo hondo", una cándida picardía que entonces debió parecerle, y aun le parece para aquel contexto de disciplina cuasi castrense, una proeza. "De hecho, tengo un libro, bah, un libro... una especie de reportaje largo que me hicieron cuando me dieron un premio en el Festival de Huelva; con el premio te editaban un libro. Se titula Ni tiburón, ni delfín, ni mojarrita, por esa anécdota. Y ahí cuento todo este asunto de la escuela, que es lo que cuento cuando en España me preguntan sobre la dictadura. Porque ese es el recuerdo más tangible que tengo de la dictadura, diría que el único, y aunque en la primaria tuve un grupo de amigos fantástico, paradójicamente fue una experiencia tremenda, muy dura, porque seguramente en algo nos han cagado sin que nos diéramos cuenta, en algún lado nos deben haber metido el miedo".
fuente Criticadigital.com.ar
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