Hace nueve años Leonardo Sbaraglia partió a España para "ampliar las condiciones de trabajo". Allí se quedó todo este tiempo. Después de 14 películas y una miniserie en Madrid, se reencontró en Argentina con sus antiguos compañeros de rodaje Marcelo Piñeyro y Pablo Echarri para filmar "Las viudas de los jueves". También estuvo presente para el lanzamiento de la segunda temporada de "Epitafios", donde interpreta a un asesino en serie. Además tiene en carpeta varios proyectos locales. Como si el tiempo no hubiese pasado y nunca se hubiese ido de Argentina, Sbaraglia, sin rastros de acento ibérico ni modismos españoles, explicó a Escenario: "Mucha gente no entendió porqué me fui a otro lado. Lo que explico no es que no me iba. En realidad yo nunca sentí que me fui aunque dejé de trabajar en la Argentina".
—¿Cómo fue el reencuentro con Piñeyro y con Echarri para "Las viudas de los jueves"?
—Con Pablo no había vuelto a coincidir. Habíamos tenido una muy linda experiencia haciendo "Plata quemada". Pablo es un gran compañero de trabajo. Es un lujo trabajar con él. Te hace sentir muy bien y hace que hagas mejor tu trabajo. Con Marcelo es la quinta película. Habíamos tenido una interrupción de casi nueve años. Esta película nos encuentra en una nueva etapa a los dos. Para mí es una alegría haber encontrado el vínculo porque nos entendemos muy bien. Es un director que hace cosas muy consistentes.
—"Epitafios" la hicimos el año pasado. Fue un personaje difícil porque además tiene muy pocas apariciones en las que tiene que contar el personaje para que el espectador lo entienda enseguida y que comprenda que le está pasando algo terrible.
—¿Desde dónde la encaraste al personaje del asesino?
—Investigué bastante sobre la esquizofrenia, para ver cuál era la lógica de la enfermedad. Y es que escuchan voces como si fueran una parte más de su personalidad, como si fuera una máquina interna que está todo el tiempo pidiéndole cosas irrealizables para el ser humano. Es muy torturante ese vínculo con esa voz, es penoso. Desde esa lógica, desde los guiones, los directores y desde mi trabajo, convertimos esa voz como si fuera otra persona para que dramáticamente funcionase mejor. Es como una bestia brutal que va matando, pero hay una parte de él que siente un enorme dolor.
—¿Cómo es la dualidad de vivir entre España y Argentina?
—En este momento estoy trabajando en los dos lugares, pero intentando estar más en Argentina. Los últimos 8 ó 9 años estuve más asentado allá y ahora la idea es que eso se revierta. Quiero estar más asentado acá. Y por supuesto seguir trabajando en todos aquellos trabajos que sean interesantes, en cualquier lado.
—Tiene que ver con cosas afectivas y profesionales. Por supuesto que siento que me es más fácil entender y formar parte de la cultura de acá. No sé cuanto tiempo tiene que pasar en España para sentir que uno forma parte y sabe contar mejor las historias de allá. Quizás en los últimos años había logrado compenetrarme, entender y expresar en mi rol de actor historias de un país como España. Me siento mucho más parte de aquello, pero aun así es muy difícil. El entramado profesional, afectivo, cultural que puedo tener acá es muy difícil de empardar con una historia nueva.
—A pesar del tiempo que hace que no trabajás en Argentina te convocan como si nunca te hubieses ido...
—Es raro y me llama la atención. En algún lugar, es como un vínculo con Argentina muy fuerte. No sé bien cuáles son las causas, pero seguramente tiene que ver con una acumulación de cosas que había hecho hasta el momento de irme, un lugar muy concreto que tenía y por eso quizás mucha gente no entendió porqué me fui a otro lado. Lo que explico en esos casos es que no es que me iba. En realidad yo nunca sentí que me fui aunque dejé de trabajar en la Argentina.
—¿Fue sólo laboral?
—La idea fue ampliar un territorio de trabajo y por como son las condiciones en el medio que son tan complicadas y tan difíciles me parece que está bueno tener alternativas. Para mi fue muy rico, como persona y profesional, dar el salto y trabajar en otro lado. El hecho de mezclar y dar de nuevo es algo que me parece que hace muy bien a la identidad profesional y personal, porque uno se asienta sobre bases muy reales.
Fuente: La capital
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